
El hallazgo del cadáver de una mujer dentro de un placard, en pleno centro de Córdoba, no solo causó estupor. También dejó al descubierto una seguidilla de hechos aberrantes protagonizados por Horacio Grasso, el expolicía condenado por el asesinato de un niño en 2007, y quien desde 2019 gozaba del beneficio de prisión domiciliaria en ese mismo departamento del 3° B, en la calle Buenos Aires.
Los restos fueron encontrados por trabajadores que realizaban refacciones en el lugar, contratados por el hermano del detenido. El fuerte olor y el estado de abandono llamaron la atención. Al abrir un placard, detrás de una puerta forzada, apareció el cuerpo de una mujer en avanzado estado de descomposición.
Una cadena de irregularidades ignoradas
Grasso había sido condenado a 27 años de prisión por el asesinato de Facundo Novillo, un niño de apenas 11 años. Desde 2019 estaba alojado en su domicilio por razones de salud. Sin embargo, según fuentes vinculadas al control de su arresto, violó el régimen al menos 190 veces, saliendo sin autorización e incluso desapareciendo durante horas.
“El régimen se cumplía más o menos hasta 2023, pero este año se iba casi todas las semanas”, confesó una fuente cercana al control domiciliario. A pesar de las alertas enviadas a la Justicia, nadie tomó medidas hasta julio de 2025, cuando finalmente se revocó el beneficio. Para entonces, era tarde.
La identidad del cuerpo: un misterio sin respuesta
La investigación quedó en manos del fiscal José Bringas, quien trabaja contrarreloj para identificar a la víctima. Debido al estado del cuerpo, no fue posible obtener ADN por métodos convencionales. Se analiza dentadura y restos óseos con la colaboración del Conicet.
Una hipótesis sugiere que podría tratarse de una mujer paraguaya. El hermano de Grasso, Javier, fue detenido años atrás en Paraguay y ambos habrían mantenido relaciones con mujeres de esa nacionalidad. Hasta ahora, nadie reclamó el cuerpo ni se registraron denuncias por desaparición compatibles.
Allanamientos en la casa de Javier Grasso y en la vivienda de la madre de ambos buscan esclarecer si hubo encubrimiento o conocimiento del crimen.
Una denuncia de abuso sexual ignorada
Otro dato clave: en octubre de 2022, una mujer cercana al círculo familiar de Grasso lo denunció por abuso sexual. Afirmó que fue drogada y violada en ese mismo departamento del 3° B. Recién en diciembre de 2023 amplió la denuncia, pero nunca fue llamada a declarar ni se le realizaron peritajes.
La víctima habría intentado suicidarse al menos tres veces. Solo ahora, tras la detención definitiva de Grasso, se presentó con el abogado Carlos Nayi, quien pidió ser querellante ante la fiscal Ingrid Vago. Desde el entorno de la denunciante fueron tajantes:
«La inacción judicial fue total. De haberse actuado, el desenlace habría sido otro».