
Tras meses marcados por tensiones internas, derrotas legislativas y turbulencias económicas que pusieron en jaque el rumbo del Gobierno, Javier Milei —junto a su hermana Karina— decidió apurar una reestructuración de la cúpula libertaria tanto en la Casa Rosada como en el partido. El objetivo es claro: blindar sus vetos frente al Congreso, relanzar la campaña electoral en la provincia de Buenos Aires y recuperar algo de estabilidad ante un frente cambiario que vuelve a crujir.
El primer test será ver si este nuevo esquema le permite frenar el avance opositor en el Senado, que logró colar leyes con amplio consenso, como las que modifican el financiamiento de la discapacidad o actualizan haberes jubilatorios. Desde el oficialismo culpan a “alianzas oportunistas” por esos avances, aunque puertas adentro reconocen errores políticos propios.
La figura que emerge con fuerza en este rediseño es Guillermo Francos, el jefe de Gabinete, que se convierte en el principal operador político. Milei incluso lo sumó al llamado “triángulo de hierro” del poder libertario, del que paradójicamente él mismo dijo no sentirse parte. El otro vértice sigue siendo Santiago Caputo, cada vez más influyente en la estrategia electoral nacional y bonaerense.
Karina Milei, por su parte, retiene el rol de gran auditora del Gobierno y del partido. En paralelo, Martín Menem queda enfocado en el armado territorial del interior, mientras que Eduardo “Lule” Menem se muda al conurbano para reforzar la campaña en Buenos Aires. Esta semana se activó una mesa política bonaerense donde los distintos actores buscarán limar asperezas y diseñar un plan de acción, aunque llegue tarde.
La apuesta es que Milei se muestre en territorio bonaerense en los próximos días para respaldar personalmente a los candidatos de LLA, con la esperanza de transferir parte de su capital político a figuras con menos exposición pública.
Todo este operativo se puso en marcha en medio de una de las semanas más complicadas del Gobierno. A los conflictos legislativos se sumó un sacudón externo: el anuncio de nuevos aranceles por parte de Trump que repercutió en la región, disparando el dólar, hundiendo bonos y reactivando la desconfianza financiera.
El Ejecutivo asegura que el alza del dólar no impactará en precios, y se aferra a los datos que indican que los supermercados están resistiendo aumentos de proveedores. Confían en que el “orden fiscal y monetario” alcanzará para contener la inflación.
Sin embargo, el panorama político no es más alentador. Los recientes vetos firmados por Milei provocaron un rechazo transversal: desde el kirchnerismo hasta sectores liberales y de izquierda, criticaron lo que consideran un atropello a las decisiones del Congreso y una desprotección a jubilados y personas con discapacidad.
Con un Parlamento dividido y cada proyecto peleado voto a voto, la nueva estructura libertaria tiene ahora la difícil tarea de demostrar que puede sostener el poder sin romperse por dentro, al mismo tiempo que intenta domar una economía que no termina de estabilizarse.