
El empate sin goles entre Independiente y River dejó una sensación engañosa: aunque el marcador no se movió, el partido estuvo lejos de ser aburrido. Fue un duelo intenso, en el que ambos equipos mostraron distintas virtudes, aunque sin poder quebrar la paridad en el resultado final.
Independiente, que sumó apenas dos puntos en cuatro partidos del Torneo Clausura y aún no conoce la victoria en el certamen, desplegó su mejor versión del semestre. El conjunto de Julio Vaccari fue superior en la mayor parte del encuentro, generó más situaciones claras y puso en aprietos a Franco Armani, la figura del equipo visitante. Sin embargo, la eficacia volvió a ser la asignatura pendiente para el Rojo, que además vio frustrados dos goles legítimos —de Montiel y Mazzantti— anulados por posiciones adelantadas muy ajustadas.
River, que llegaba al clásico tras un buen arranque tras el Mundial de Clubes y con un promedio de diez goles en cuatro partidos oficiales, sufrió la ausencia de Paulo Díaz y la lesión de Pezzella, lo que dejó su defensa conformada por una zaga inédita compuesta por Boselli y Rivero. Esa falta de solidez quedó en evidencia a lo largo del encuentro, obligando a Armani a multiplicarse bajo los tres palos para evitar la caída de su arco.
El “Muñeco” Gallardo intentó corregir el rumbo en el complemento con los ingresos de Quintero y Galoppo, buscando mayor dinámica y claridad para sus atacantes Colidio y Borja, pero el equipo nunca logró encontrar el ritmo deseado ni generar jugadas de riesgo con continuidad. Además, la presión alta e intensa que ejerció Independiente dificultó la circulación de la pelota y complicó el armado del juego millonario.
En el otro lado, el Rojo volvió a mostrar la intensidad y la agresividad que lo caracterizaron en temporadas previas. Abaldo, titular sorpresivo tras apenas tres entrenamientos, fue una de las figuras más destacadas, aportando movilidad y desequilibrio en ofensiva. Montiel, Loyola y Cabral también exhibieron su mejor versión, siendo piezas fundamentales para que el local hiciera pesar su localía.
Más allá de que ninguno de los dos pudo celebrar un triunfo, ambos equipos demostraron estar en buen estado de forma y enfocados en sus próximos compromisos internacionales. Independiente se prepara para enfrentar a Universidad de Chile en la ida de los octavos de final de la Copa Sudamericana, mientras que River viajará a Paraguay para medirse con Libertad en la Copa Libertadores.
Un partido con tres goles anulados, que reflejó un clásico parejo y vibrante, aunque sin festejos. Ambos equipos se quedaron con las ganas, y las dudas, de haber podido inclinar la balanza a su favor.