
1. Una elección local con impacto nacional
Las elecciones legislativas bonaerenses de este domingo tienen como objetivo renovar 46 diputados provinciales (en las secciones Segunda, Tercera, Sexta y Octava) y 23 senadores (en la Primera, Cuarta, Quinta y Séptima). En otras palabras, es una renovación parcial de la Legislatura provincial, que funciona de manera similar al Congreso nacional, pero en el ámbito bonaerense.
Sin embargo, a diferencia de otras provincias, Buenos Aires concentra el 40% del padrón nacional. Por esa razón, aunque se trate de cargos locales, lo que ocurra aquí será interpretado como un referéndum sobre la gestión nacional de Javier Milei y su plan económico.
2. Estrategia y apuesta del Gobierno
El oficialismo llegó a esta elección con un escenario complejo:
- El desgaste económico (tasas altísimas, recesión en la producción, dólar controlado con intervenciones del Banco Central).
- El escándalo Spagnuolo, que involucró audios sobre supuestas irregularidades en el área de Discapacidad y que salpicaron a Karina Milei.
- La falta de estructura territorial propia, que lo obliga a apoyarse en el PRO, ya que la mayoría de los intendentes libertarios son debutantes.
La estrategia del Presidente fue clara: nacionalizar la campaña al máximo. Milei se puso al frente con actos masivos, sobre todo en la Primera Sección Electoral, que incluye el norte y oeste del conurbano, donde se concentra más de un tercio del padrón. El razonamiento oficialista es que si sube la participación, puede equilibrar el peso histórico del peronismo en la Tercera Sección, el sur del conurbano (Lomas, La Matanza, Quilmes, Avellaneda, etc.), donde el PJ conserva su mayor caudal.
3. El peso del peronismo
El peronismo bonaerense, con Axel Kicillof al frente, llega con un aparato territorial mucho más aceitado: controla 83 de los 135 municipios bonaerenses, donde reside el 74% del electorado total. Además, el gobernador consiguió cerrar la interna con Cristina Kirchner y Sergio Massa, aunque persisten tensiones internas sobre la decisión de desdoblar los comicios de las elecciones nacionales.
Para el peronismo, ganar en Buenos Aires no es solo cuestión de orgullo: es mantener su última gran base de poder político en el país.
4. La clave de las 8 secciones electorales
La provincia se divide en 8 secciones electorales, cada una con peso distinto:
- Primera Sección Electoral: 35,7% del padrón. Zona norte y oeste del conurbano. Clave para Milei y el PRO.
- Tercera Sección Electoral: 35,5% del padrón. Sur del conurbano. Bastión histórico del peronismo.
- Resto de las secciones: 28,8% del padrón. Incluye el interior bonaerense, con particularidades propias (sectores agropecuarios, ciudades intermedias, más afinidad con Juntos por el Cambio o con opciones locales).
En la práctica, son ocho elecciones diferentes que luego se suman en el resultado general, con matices socioeconómicos muy distintos.
5. El factor ausentismo
Un dato que enciende alarmas: la participación electoral en 2025 promedia apenas 58%, casi 20 puntos menos que la media histórica. En Buenos Aires, la preocupación es que la apatía, la confusión y la desafección política favorezcan al peronismo, que cuenta con un aparato territorial que moviliza votantes (el llamado “voto aparato”).
Milei lo planteó de manera directa en el cierre de campaña en Moreno:
“Si vos no vas a votar, ellos ganan. Por cada bonaerense honesto que no vaya a votar, votan los ñoquis, hasta los presos”.
6. Lo que está en juego
- Para el Gobierno, un triunfo, aunque mínimo, sería un respiro político y económico. Le permitiría llegar mejor parado a octubre, cuando se renovarán bancas en el Congreso nacional y Milei necesita aumentar su representación para avanzar con reformas estructurales.
- Para el peronismo, una victoria ratificaría su capacidad de resistencia en el distrito más poblado del país y complicaría los próximos meses de Milei, sumando tensión en los mercados e incertidumbre política.