
La provincia de Buenos Aires volvió a confirmar su peso decisivo en la política argentina. Este domingo, Fuerza Patria (PJ), bajo el liderazgo de Axel Kicillof, se impuso de manera contundente en las elecciones legislativas provinciales con más de 13 puntos de ventaja sobre La Libertad Avanza (LLA), en lo que se considera el primer gran test político antes de los comicios nacionales de octubre.
Con el 98,96% de las mesas escrutadas, los números fueron claros:
- Fuerza Patria (PJ): 47,28%
- La Libertad Avanza (LLA): 33,71%
- Somos Buenos Aires (espacio de gobernadores): 5,25%
- Frente de Izquierda: 4,37%
La participación, en tanto, se ubicó en el 61,32% del padrón, una cifra relativamente baja, que refleja cierto desgaste del electorado frente a la agenda política y económica.
El valor político de la elección
La provincia de Buenos Aires concentra 14,3 millones de electores, más de un tercio del padrón nacional. Ganar aquí no solo es una cuestión simbólica: representa condicionar la dinámica de poder y marcar la tendencia electoral hacia octubre.
El oficialismo bonaerense logró no solo retener su caudal en el conurbano, sino también recuperar terreno en el interior, consolidando su hegemonía en la Primera y Tercera Sección Electoral, que juntas reúnen más de 10 millones de votantes.
Para el peronismo, la victoria refuerza la figura de Axel Kicillof como principal contrapeso territorial frente al gobierno de Milei.
El golpe a Milei y la reacción de LLA
Desde el oficialismo nacional, la derrota fue reconocida sin eufemismos por Sebastián Pareja, presidente de LLA en Buenos Aires y candidato a diputado nacional.
“Nos enfrentábamos a un aparato muy fuerte. No es el resultado que esperábamos, pero este es un piso electoral. No pensamos torcer el rumbo por una derrota electoral. El 26 de octubre vamos a construir el triunfo”, expresó.
El mensaje busca blindar al Gobierno frente a las críticas internas y externas: sostener que el resultado no es un retroceso estructural sino una base sobre la cual crecer en la elección general. Sin embargo, el golpe es evidente: la provincia donde más necesitaba consolidarse Milei lo dejó 13 puntos abajo.
Los mensajes de Pullaro, Llaryora y Schiaretti
El triunfo peronista también generó repercusiones en el interior. Gobernadores como Maximiliano Pullaro (Santa Fe) y Martín Llaryora (Córdoba) destacaron la necesidad de una gestión concreta y de dejar atrás “los gritos y la confrontación”.
Por su parte, Juan Schiaretti fue más directo:
“Ningún gobierno puede ser exitoso si las familias no llegan a fin de mes. El verdadero éxito se mide en salarios dignos que den tranquilidad en cada hogar”.
Estos mensajes reflejan un reordenamiento del mapa político nacional, donde los gobernadores del centro productivo buscan proyectar una agenda de “gestión y producción” frente al discurso de Milei.
Claves estratégicas hacia octubre
- El peronismo mostró capacidad de organización electoral en el distrito más complejo del país.
- Milei pierde margen de maniobra: su estrategia de polarización enfrenta un límite en el conurbano bonaerense.
- Los gobernadores del interior emergen como tercera voz en el escenario político, con capacidad de negociación hacia ambos polos.
- El resultado bonaerense influirá en el clima nacional: si el peronismo logra trasladar esta ventaja a octubre, la correlación de fuerzas en el Congreso podría cambiar significativamente.