
La investigación por el asesinato de Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez dio un paso decisivo: las autoridades lograron identificar al presunto autor intelectual del crimen, un joven narco peruano conocido como “Pequeño J”, quien actualmente se encuentra prófugo y bajo intensa búsqueda internacional.
Se trata de Tony Janzen Valverde Victoriano, de 20 años, oriundo de La Libertad (Perú) y señalado como el líder de la organización criminal detrás del triple femicidio ocurrido en Florencio Varela. Según la investigación, el joven habría ordenado el ataque como “mensaje mafioso” dentro de una interna narco que disputa el control del territorio en el conurbano bonaerense.
Operativo frustrado y alerta internacional
La Policía Bonaerense, junto con fuerzas federales, montó un operativo en el barrio Zavaleta de la Ciudad de Buenos Aires tras recibir información sobre el paradero de Valverde Victoriano. Sin embargo, cuando los agentes allanaron el lugar, el acusado ya había escapado.
Fuentes de la investigación confirmaron que el narco habría intentado cruzar la frontera para huir del país, lo que llevó a las autoridades a difundir su identidad y su imagen públicamente. Además, se emitió un pedido de captura internacional con alerta roja de Interpol.
En paralelo, fue imputado su mano derecha, Matías Agustín Ozorio (28), acusado como coautor del crimen y actualmente con pedido de captura por “triple homicidio calificado por alevosía, ensañamiento, violencia de género y premeditación”. Según la notificación de Interpol, las víctimas fueron asesinadas con un nivel de crueldad inhumano, recibiendo múltiples golpes y cortes con armas blancas.
Violencia narco y nuevos arrestos
La investigación, a cargo del fiscal Adrián Arribas, reconstruyó que las tres jóvenes fueron secuestradas, golpeadas salvajemente y asesinadas por un grupo de sicarios bajo órdenes directas de “Pequeño J”. Cinco personas ya fueron detenidas por su participación directa en el ataque: Magalí Celeste González Guerrero, Miguel Ángel Villanueva Silva, Daniela Iara Ibarra, Maximiliano Andrés Parra y Matías Ozorio.
En las últimas horas, se sumó además un nuevo detenido: Lázaro Víctor Sotacuro, ciudadano boliviano acusado de ser uno de los conductores que trasladó a las víctimas hasta el lugar del crimen. Sotacuro fue capturado en Villazón (Bolivia) tras haber cruzado la frontera desde La Quiaca, y será extraditado a la Argentina en los próximos días.
“Quiso dar un mensaje”
Para las autoridades bonaerenses, el triple femicidio fue una acción premeditada y planificada:
“El objetivo de ‘Pequeño J’ era dejar un mensaje claro a sus rivales y demostrar poder dentro de la estructura narco”, sostuvo el ministro de Seguridad, Javier Alonso.
Con el presunto autor intelectual aún en fuga, el caso se transformó en una prioridad para las fuerzas federales y regionales, que trabajan en coordinación con agencias internacionales para dar con su paradero antes de que logre escapar definitivamente del país.
El triple crimen, cometido con una brutalidad que conmocionó a la sociedad, puso en evidencia la violencia creciente del narcotráfico en el conurbano y abrió un debate urgente sobre la capacidad del Estado para enfrentar a las organizaciones criminales que operan en la Argentina.