
Las manijas retráctiles, diseñadas para autos eléctricos y de alta gama, fueron recibidas como un símbolo de innovación y estilo. Su función automática de ocultarse y desplegarse prometía mejorar la aerodinámica y dar un aspecto más elegante. Sin embargo, su dependencia de sistemas electrónicos puede convertirse en un peligro: en accidentes o fallas eléctricas, las puertas podrían no abrirse, poniendo en riesgo a ocupantes y rescatistas.
Frente a los incidentes reportados, China anunció que a partir de julio de 2027 las manijas deberán ser visibles y operables manualmente, eliminando los modelos completamente ocultos. Según estadísticas locales, estos mecanismos fallan ocho veces más que las manijas tradicionales y sus reparaciones pueden costar hasta tres veces más. Incluso se han registrado casos de vehículos bloqueados por el frío extremo.
Expertos y fabricantes cuestionan su eficacia. Wei Jianjun, presidente de Great Wall Motor, afirmó que su beneficio aerodinámico es mínimo, y destacó que son más pesadas, ruidosas y vulnerables a fallas eléctricas. Datos del Sistema Nacional de Investigación en Profundidad de Accidentes de China indican que los accidentes relacionados con estas manijas aumentaron 47% en 2024, y la mayoría involucraba sistemas completamente ocultos.
El problema también afecta a otros mercados. En Estados Unidos, la NHTSA investiga al Tesla Model Y 2021 por reportes de usuarios que quedaron atrapados dentro del vehículo, teniendo que romper vidrios para escapar. Algunas marcas ya buscan soluciones: Volkswagen incorporó mecanismos de emergencia visibles y Audi un cordón rojo para facilitar la apertura; Tesla trabaja en un botón híbrido que combine apertura mecánica y electrónica.
La normativa china podría marcar un precedente global, priorizando la seguridad sobre el diseño y poniendo fin a una tendencia que, aunque estética y moderna, ha demostrado ser arriesgada.