
El 61° Coloquio de IDEA volvió a convertir a Mar del Plata en el epicentro del debate económico argentino. En un contexto de actividad frenada, tasas altas y clima político expectante, los principales referentes del sector privado trazaron un diagnóstico claro: sin estabilidad ni reformas estructurales, la recuperación será apenas un espejismo.
Durante las jornadas, los ejecutivos coincidieron en que la economía atraviesa un período de transición, con consumo débil, inversión contenida y escaso crédito. Pese a ello, no faltaron las voces que ven un horizonte más alentador si el próximo ciclo político logra acuerdos duraderos y una agenda de modernización.
“Tenemos una crisis, pero también una oportunidad: buscar más trabajo y más volumen. Necesitamos un país que se adapte a las reglas modernas”, expresó Oscar Andreani, del Grupo Logístico Andreani, al describir una caída del 10% en la distribución local compensada por el comercio electrónico internacional.
Desde la industria de bebidas, Martín Ticinese, presidente de Cervecería y Maltería Quilmes, sintetizó el sentir general del empresariado: “2025 fue un año de montaña rusa. Un mes estábamos en verde y al siguiente en rojo”. El ejecutivo reconoció que el consumo sigue rezagado, sobre todo en alimentos, y planteó que el crecimiento de 2026 dependerá de “reformas profundas en materia impositiva y laboral”.
El titular de la UIA, Martín Rappallini, advirtió que la política monetaria restrictiva “golpeó fuerte a los sectores industriales más sensibles” y pidió medidas para “reactivar el crédito productivo y sostener el empleo formal”.
En la industria automotriz, Rodrigo Pérez Graziano (Stellantis) celebró los récords de producción alcanzados en 2025, aunque pidió consolidar la competitividad: “Venimos de un año muy bueno, pero necesitamos previsibilidad para que las inversiones no se frenen”.
Por su parte, Alejandro Díaz, CEO de AmCham, fue contundente: “Aún no vemos señales claras de reactivación. Las empresas necesitan un marco estable, reglas claras y una reforma laboral razonable para crecer de manera sostenida”.
El tono general del encuentro osciló entre la cautela y el optimismo medido. En los pasillos de IDEA se respiraba la expectativa de que, tras las elecciones legislativas, el país logre encaminar un consenso político que siente las bases de un crecimiento real y duradero.
En palabras de uno de los asistentes:
“Los empresarios no pedimos milagros. Pedimos reglas claras, estabilidad y la posibilidad de planificar a largo plazo. Con eso, el resto lo hacemos nosotros.”