
En una tarde cargada de tensión y expectativa, Estudiantes de Río Cuarto dio un golpe que puede ser decisivo en su búsqueda de volver a la máxima categoría del fútbol argentino. Con una reacción arrolladora en el segundo tiempo, derrotó 2-0 a Deportivo Madryn en el estadio Ciudad de Río Cuarto y quedó a un partido de tocar el cielo de la Liga Profesional.
El encuentro, dirigido por Darío Herrera y con Jorge Baliño en el VAR, fue en su inicio un tablero de ajedrez: cerrado, friccionado, cuidado. Nadie quería cometer el primer error. El León apenas insinuó, mientras Madryn se replegaba con orden, esperando que el reloj y la ansiedad jugaran a su favor. Los primeros 45 minutos fueron una batalla silenciosa.
Pero en el complemento, Estudiantes cambió el gesto. Y también el partido.
Salió con otra energía, con otra convicción. A los 17 minutos, una jugada perfectamente hilvanada encontró a Tomás “Toto” González, quien definió con inteligencia para quebrar la resistencia aurinegra y liberar el grito contenido.
Con el 1-0, el estadio explotó. Y el equipo también.
Estudiantes no se conformó: fue por más. En los minutos finales, cuando el aire pesaba y el reloj corría, llegó la escena que terminó de encender la ilusión. A los 41, un envío al corazón del área provocó el caos en la defensa visitante: Juan Antonini conectó de cabeza, el arquero desvió, la pelota dio en el travesaño y el rebote terminó dentro del arco, como si el destino mismo hubiera decidido empujarla.
Locura. Estadio en erupción. Y un 2-0 que se gritó como un gol de ascenso.
Lo que viene
El próximo domingo 30 de noviembre, en el estadio Abel Sastre de Chubut, Deportivo Madryn intentará revertir la historia. Estudiantes, con la ventaja y la confianza como bandera, viajará a buscar el golpe final.
El Imperio del Sur sabe que está cerca. Muy cerca. Falta un partido. Falta un paso.
Ya hizo rugir a todo Río Cuarto. Ahora irá a Madryn a intentar rugir por última vez.