
En Groningen no sobraba margen, pero sí coraje. Francisco Cerúndolo y Tomás Etcheverry habían abierto el camino el viernes, y este sábado la dupla de Horacio Zeballos y Andrés Molteni se encargó de sellar la serie contra Países Bajos. Fue 6-3 y 7-5 frente a Sander Arends y Botic van de Zandschulp, triunfo que metió al equipo argentino en el Final 8 de Bologna, donde en noviembre se medirán los mejores del mundo.
El arranque fue sólido: un quiebre temprano y la autoridad de Zeballos al servicio. El segundo parcial, en cambio, fue un calvario: abajo 2-5 y con la sensación de que el partido se iba al tercero. Pero allí apareció lo que distingue a este conjunto: carácter. Con cinco juegos seguidos, incluyendo un game eterno al resto, Argentina lo dio vuelta y cerró con un 7-5 que desató la euforia en el banco.
“Eso es ser argentino: no rendirse nunca. Estamos demasiado emocionados”, dijo Zeballos, que viene de ganar el US Open y Roland Garros, pero que prefirió destacar a su compañero: “Molto fue un animal, ni él se da cuenta lo que jugó”.
Con la clasificación en el bolsillo, Comesaña sumó minutos en un partido por el honor (derrota con De Jong), pero la misión ya estaba cumplida. El plantel, fresco y motivado, apunta ahora al desafío de noviembre: superar los cuartos, el techo de los últimos años, y soñar con algo más grande.