
El desembarco de Javier Milei en Córdoba, el primero desde que lanzó formalmente la campaña nacional, dejó definiciones claras sobre el rumbo que su equipo de campaña trazó de cara a las elecciones de octubre. El Presidente no improvisó: cumplió al pie de la letra el guion delineado por Santiago Caputo, su principal estratega, que ordena “nacionalizar la discusión” y no quedar atrapados en las disputas locales.
Una visita con libreto cerrado
Durante las nueve horas que Milei pasó en la provincia, su discurso giró exclusivamente alrededor de la economía nacional, de sus diferencias con la oposición en el Congreso y de la defensa de su programa de ajuste. No hubo menciones a Córdoba como distrito ni tampoco a la gestión de Martín Llaryora, pese a que el gobernador es uno de los fundadores de Provincias Unidas, espacio que se posiciona como tercera vía electoral.
Ese silencio fue, en realidad, una decisión estratégica: “No confrontar con los gobernadores, sí con los rivales que intentan competirle espacio a nivel nacional”. Bajo esa premisa, Milei eligió apuntar directamente contra Juan Schiaretti, el exgobernador que encabeza la lista de candidatos a diputados nacionales por Provincias Unidas.
El blanco: Schiaretti
El ataque se centró en la propuesta fiscal del “Gringo”. Milei acusó a Schiaretti de querer “subir la presión impositiva” con su idea de reemplazar Ingresos Brutos y el impuesto al Cheque por un IVA provincial. “Eso llevaría el IVA al 42 por ciento, es inviable”, lanzó el Presidente, acusándolo de “mentiroso” y vinculando la iniciativa con el aumento del gasto en universidades, discapacidad y programas de emergencia.
El exgobernador no tardó en responder. Desde Tanti, junto al intendente radical Emiliano Paredes, defendió su proyecto y disparó: “Milei miente descaradamente. Lo que proponemos no es subir impuestos, sino eliminar los tributos distorsivos que frenan la producción”.
Efectos colaterales
El cruce abrió una nueva dinámica política. Para el schiarettismo, lejos de ser un problema, el ataque presidencial fue visto como una oportunidad: posiciona a Schiaretti en el plano nacional y lo despega de cualquier vínculo con el Gobierno libertario, algo que la oposición local le reprochaba.
“Nos querían dejar pegados a Milei. Ahora, con este ataque, queda claro que estamos en veredas opuestas”, deslizó un dirigente cercano al exmandatario, convencido de que la polarización con el Presidente fortalece la campaña de Provincias Unidas en Córdoba.
La lectura libertaria
En el entorno libertario, en cambio, la visita fue celebrada. El diputado Gabriel Bornoroni, jefe de campaña en Córdoba, aseguró que el acto devolvió “la mística de los inicios” de La Libertad Avanza, con una movilización convocada casi exclusivamente por redes sociales. “Milei estuvo cerca de la gente y se fue muy contento. Seguramente volverá”, dijo.
Para los libertarios cordobeses, la clave sigue siendo la figura presidencial: confían en que Milei, con su discurso disruptivo, puede compensar la debilidad de la estructura local del partido.
Muy pronto
Con cuatro semanas y media de campaña por delante, Córdoba se perfila como uno de los escenarios decisivos. Se ponen en juego nueve bancas en Diputados y la oferta electoral está fragmentada: Schiaretti con Provincias Unidas, Natalia de la Sota con Defendamos Córdoba, Pablo Carro con el kirchnerismo, Ramón Mestre con la UCR y la lista libertaria encabezada por Gonzalo Roca y Laura Soldano.
Mientras Milei apuesta a nacionalizar la discusión y evitar el desgaste en disputas provinciales, en Córdoba las lecturas cruzadas se multiplican. Para unos, el ataque al “Gringo” fue un error que lo fortaleció; para otros, una jugada que mantiene vivo el fuego libertario.
Lo cierto es que el Presidente ya instaló el eje de su estrategia: en esta campaña, los gobernadores quedarán fuera de su radar, salvo que alguno se anime a discutirle el terreno en el plano nacional.