
Una advertencia firme circula en los mercados financieros globales: la inteligencia artificial (IA) estaría alimentando una burbuja bursátil de dimensiones superiores y potencialmente más peligrosas que la vivida durante el auge del internet en los años noventa. Así lo sostiene Torsten Slok, economista en jefe de Apollo Global Management, quien alerta que el destino de Wall Street depende hoy del desempeño de un puñado de gigantes tecnológicos, cuyas promesas de beneficios tangibles aún no se han materializado.
Según un análisis publicado por Apollo, la sobrevaloración de estas empresas supera incluso la de las protagonistas de la burbuja ‘puntocom’, lo que ha encendido las alarmas entre analistas e inversores.
La sombra de la burbuja ‘puntocom’
La historia de los mercados financieros recuerda con nitidez el estallido de la burbuja del internet a finales de los años noventa. En 1999, decenas de empresas emergentes, muchas de ellas con ingresos mínimos o inexistentes, captaron enormes sumas de capital de riesgo gracias a propuestas centradas en el incipiente crecimiento de la red
Esta fiebre inversora llevó a una sobrevaloración que superó los 4 billones de dólares. Sin embargo, en los primeros meses del año 2000, la realidad se impuso: la mayoría de estas compañías no logró cumplir las expectativas y el colapso resultante provocó pérdidas históricas en los mercados globales.
Torsten Slok advierte que la industria de la inteligencia artificial podría estar repitiendo este patrón, aunque con una magnitud e impacto aún mayores. “La diferencia entre aquella burbuja y la actual es que las 10 principales empresas del S&P 500 están hoy más sobrevaloradas que sus iguales en los años noventa», afirmó el economista.
Esta comparación histórica subraya la preocupación de que el entusiasmo por la IA esté generando una desconexión peligrosa entre el valor de mercado y los beneficios reales
Indicadores y la sobrevaloración de los gigantes tecnológicos en la era de la IA
El análisis de Slok se apoya en el indicador precio-beneficio (P/E), una métrica clave que relaciona el precio de una acción con las utilidades generadas por la empresa. Un P/E elevado suele interpretarse como una señal de confianza de los inversores en el crecimiento futuro de las ganancias, ya que están dispuestos a pagar más hoy por beneficios que esperan obtener mañana.
Según el estudio de Apollo, las diez principales empresas del S&P 500, en su mayoría tecnológicas con inversiones significativas en inteligencia artificial, presentan actualmente indicadores P/E considerablemente más altos que los registrados por las firmas líderes durante el auge del internet hace 25 años.
Este fenómeno sugiere que los inversores están apostando de manera agresiva por las promesas de la IA, lo que ha impulsado el valor de sus acciones a niveles que, para algunos expertos, resultan difíciles de justificar con los resultados actuales.
Grandes empresas que apostaron por la IA
Entre las compañías que concentran la atención del mercado y el capital de los inversores destacan Nvidia, Microsoft, Apple, Google, Amazon y Meta. Estas empresas han liderado el desarrollo y la integración de soluciones de inteligencia artificial, atrayendo inversiones millonarias y elevando sus valoraciones bursátiles a máximos históricos.
Además, otras firmas como Oracle, ByteDance, Alibaba, Tencent, X y Tesla también figuran entre las protagonistas de este fenómeno, aunque con expectativas de ingresos más moderadas.
Riesgos de concentración y falta de beneficios concretos
La dependencia del mercado en tan solo unas pocas empresas tecnológicas representa un riesgo significativo, según el análisis de Slok. La desconexión entre el precio especulativo de las acciones y las utilidades reales se ha acentuado, ya que muchas de estas compañías todavía no han logrado demostrar la mayoría de los beneficios que prometen con sus desarrollos en inteligencia artificial.
David Cahn, analista del fondo de capital de riesgo Sequoia Capital, anticipó este escenario en un informe publicado el año pasado. Cahn estimó que, para que la industria de la IA alcance una rentabilidad sostenible, debería generar alrededor de 600.000 millones de dólares en ingresos anuales.La inteligencia artificial (IA) estaría alimentando una burbuja bursátil de dimensiones superiores y potencialmente más peligrosas que la vivida durante el auge del internet en los años noventa. SALUD DRAGOS CONDREA
Sin embargo, advirtió que, aunque las grandes tecnológicas han recaudado recursos millonarios para desarrollar infraestructuras cada vez más sofisticadas, su capacidad para transformar esas inversiones en utilidades concretas no ha crecido al mismo ritmo.
“Supongo generosamente que Google, Microsoft, Apple y Meta podrían generar individualmente 10.000 millones de dólares anuales en ingresos derivados de la IA. Estimo que compañías como Oracle, ByteDance, Alibaba, Tencent, X y Tesla tendrían capacidad para generar 5.000 millones cada una. Aún en ese escenario optimista, habría un déficit de más de 500.000 millones de dólares», subrayó Cahn.
El análisis de Cahn pone en evidencia el desfase entre las expectativas de los inversores y la realidad de los ingresos generados por la inteligencia artificial. Aunque las grandes tecnológicas han recaudado sumas considerables para impulsar el desarrollo de la IA, la rentabilidad efectiva de estas inversiones sigue siendo limitada.
El déficit estimado por Cahn, incluso bajo supuestos optimistas, supera los 500.000 millones de dólares, lo que cuestiona la viabilidad del modelo de negocio actual.
Valoración del mercado de IA y desafíos pendientes
Durante 2024, el mercado global de la inteligencia artificial alcanzó una valoración de 638.230 millones de dólares, según datos de GlobeNewswire. Las proyecciones apuntan a que este mercado podría acercarse a los 4 billones de dólares para 2034, reflejando el optimismo de los inversores y la magnitud de las apuestas en juego.
No obstante, expertos advierten que este crecimiento acelerado se basa en expectativas excesivamente optimistas respecto a los beneficios futuros de la tecnología.
La inteligencia artificial aún enfrenta numerosos desafíos, entre ellos la regulación, problemas técnicos, altos costos energéticos y barreras para su adopción masiva. Ninguno de estos obstáculos se ha resuelto por completo, lo que añade incertidumbre al panorama y refuerza la advertencia sobre el riesgo de una burbuja financiera.