
A menos de un mes de las elecciones legislativas, Javier Milei vuelve a poner en marcha su campaña tras su viaje a Nueva York, donde buscó respaldo político y financiero internacional. El desafío para el presidente es doble: convencer a los votantes de mantener su apoyo pese al ajuste económico, y al mismo tiempo demostrar capacidad de construir consensos para garantizar la gobernabilidad, tal como se lo solicitó Estados Unidos.
El ministro de Economía, Luis Caputo, confirmó que el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, condicionó parte del apoyo financiero —un primer desembolso de USD 5.000 millones— a avances en gobernabilidad. Además, el Gobierno está en negociaciones con un banco de Wall Street para recibir asesoramiento financiero.
Mientras tanto, Milei enfrenta un panorama político complejo: mantiene la confrontación con el kirchnerismo y con la “tercera vía” de Provincias Unidas, cuyos líderes del interior buscan consolidar su influencia rumbo a 2027. A pesar de las tensiones, desde la Casa Rosada aseguran que el apoyo estadounidense no se verá comprometido por la retórica presidencial ni por posibles reveses legislativos.
El oficialismo prevé una semana cargada de desafíos en el Congreso, con restricciones a DNU, nuevos rechazos de vetos, pedidos de interpelación y mociones de censura. Para equilibrar la campaña, Milei bajaría el tono de los ataques hacia sectores que no pertenezcan estrictamente a la izquierda, mientras que su ministro del Interior, Lisandro Catalán, intensifica recorridas por el interior del país y se mantienen gestos de acercamiento hacia figuras como Mauricio Macri.
En materia de discurso electoral, el slogan “Kirchnerismo Nunca Más” fue reemplazado por una frase más amplia: “La Libertad Avanza o la Argentina retrocede”, que busca proyectar la identidad del espacio sin repetir errores de la campaña anterior.
Por último, el Gobierno aprovechó el triple crimen de Florencio Varela para confrontar con el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, mientras figuras como Diego Santilli, Guillermo Francos y la ministra Patricia Bullrich potenciaron el uso político del caso dentro del equipo libertario.