
Entre febrero de 2007 y agosto de 2008, 13 hombres homosexuales fueron asesinados en el Parque dos Paturis, en Carapicuíba, dentro del área metropolitana de San Pablo. Los crímenes marcaron uno de los capítulos más oscuros e inquietantes en la historia criminal de Brasil, y hasta hoy el asesino sigue prófugo de la justicia.
Apodado “el Maníaco del Arco Iris” en referencia a la bandera LGBTQ+, el homicida tenía un patrón claro: todas sus víctimas eran hombres de entre 20 y 40 años, y la mayoría murió a causa de disparos de arma de fuego, principalmente calibre 38. En un caso, la víctima recibió doce balazos; en otro, la muerte fue provocada por golpes en la cabeza.
El Parque dos Paturis funcionaba como una especie de “zona roja”, donde se ejercía la prostitución y muchos acudían a encuentros sexuales. Por eso, los investigadores sospechan que el asesino podría haber sido un cliente ocasional o alguien que se hacía pasar por uno de ellos, con la intención de atacar y matar.
El caso dio un giro inesperado en diciembre de 2008, cuando la policía detuvo a Jairo Francisco Franco, un sargento de la fuerza paulista. Un testigo lo implicó directamente en el asesinato ocurrido el 19 de agosto de ese año, y otro aseguró que Franco frecuentaba el parque buscando homosexuales que ejercían la prostitución. Todo parecía indicar que finalmente se había encontrado al “Maníaco del Arco Iris”.
Sin embargo, tras un largo juicio, Franco fue declarado no culpable por 4 votos contra 2 y liberado el 23 de agosto de 2011. Desde entonces, el caso volvió a foja cero, y el asesino continúa sin ser identificado.
A casi 18 años del primer homicidio, las 13 familias afectadas siguen esperando justicia, mientras que uno de los misterios más escalofriantes de Brasil permanece sin resolver.