
l Servicio Meteorológico Nacional (SMN) publicó el 31 de julio su pronóstico climático para los meses de agosto, septiembre y octubre de 2025, que abarcan el final del invierno y el inicio de la primavera en Argentina. El informe señala que no se espera una influencia marcada del fenómeno El Niño-Oscilación del Sur (ENOS), por lo que las condiciones climáticas podrían variar de forma más equilibrada.
En cuanto a las temperaturas, se prevé que en gran parte del país los valores estarán dentro de lo normal o incluso por encima, lo que sugiere un invierno menos frío y una primavera más cálida en muchas provincias. Las regiones con mayor probabilidad de registrar temperaturas superiores a lo habitual incluyen la zona de Cuyo (Mendoza, San Juan y San Luis), Córdoba, el sudoeste de Santa Fe y la Patagonia. Mientras tanto, en el norte del Litoral, Formosa, Chaco, Santiago del Estero y partes del norte de Santa Fe y Salta, las temperaturas probablemente se mantendrán dentro de los rangos habituales.
Sobre las lluvias, el pronóstico indica que en el centro y oeste de Cuyo, así como en el noroeste de la Patagonia, las precipitaciones podrían ser normales o inferiores a lo esperado, lo que podría impactar la agricultura y el abastecimiento de agua. En contraste, el este y sur de la Patagonia podrían recibir lluvias dentro de los niveles habituales. Asimismo, zonas como el Litoral (especialmente sur de Misiones, Corrientes y Entre Ríos), el este del NOA, Formosa, Chaco, Santa Fe, Córdoba y el este de San Luis podrían experimentar lluvias normales o superiores a las normales, beneficiando la disponibilidad hídrica.
El SMN advierte que estas proyecciones se basan en promedios trimestrales, por lo que no excluyen la posibilidad de eventos climáticos extremos puntuales, como olas de frío o calor. Además, recomienda seguir los pronósticos diarios y los avisos del sistema de alerta temprana para estar preparados ante cualquier cambio. El organismo destacó que, al estar en condiciones neutras del fenómeno ENOS, las probabilidades de temperaturas y lluvias normales, altas o bajas están distribuidas de manera más equilibrada.
En conclusión, el cierre del invierno y la llegada de la primavera en 2025 podrían traer temperaturas algo más elevadas de lo habitual en muchas regiones y precipitaciones irregulares según las zonas, sin expectativas de grandes fenómenos extremos a nivel nacional, aunque con fluctuaciones locales que deberán ser monitoreadas.