
La “T” sufrió un golpe durísimo en su visita a Atlético Tucumán y perdió 3 a 0 en un partido que reflejó todas sus falencias: desorden, desconcierto y una preocupante falta de reacción.
El primer tiempo fue un calvario: a los 14 minutos, Díaz abrió el marcador con un cabezazo solitario, y a la media hora un remate de Brizuela desviado en Fernández puso el 2-0. Talleres nunca logró acomodarse, con un Sequeira impreciso, un Girotti aislado y un equipo sin conexión ni convicción.
El complemento arrancó igual de mal: apenas al minuto, Coronel sentenció el 3-0 en una jugada calcada a la del primer gol. Fue el nocaut definitivo. Ni los cambios de Tevez lograron modificar la inercia: las pocas chances que generó fueron bien resueltas por Mansilla.
La derrota deja a Talleres en una situación límite, sin rumbo futbolístico ni reservas anímicas. La palabra “descenso” empieza a sobrevolar un vestuario en crisis, mientras la continuidad de Carlos Tevez aparece bajo un manto de incertidumbre.
Hoy, la “T” no solo perdió un partido: perdió confianza, identidad y aire. El futuro inmediato se vuelve impredecible.