
En los últimos años, la ciudad porteña ha visto cómo el teatro incorpora cuerpos desnudos, escenas que evocan orgías y vínculos eróticos de todos los géneros, convirtiéndose en un espacio donde el deseo carnal se expresa sin tapujos. Lo que antes parecía exclusivo de clubes temáticos o recintos alternativos, hoy conquista la cartelera central, recibe aplausos y atención mediática. Este fenómeno comenzó a consolidarse con el estreno de “Sex, viví tu experiencia” en 2019, de José María Muscari, que transformó al sexo en el eje de una propuesta artística divertida, glamorosa y sin culpa.
Muscari define su obra: “No es un espectáculo de sexo, sino un show donde el sexo funciona como hilo conductor. Artistas de distintas disciplinas bailan, actúan, cantan, hacen acrobacias y desnudos, creando un espectáculo de talentos con el deseo como leitmotiv”. La propuesta se presenta en Gorriti Art Center, con opciones para ver desde mesas, participar en la zona roja o experimentar el cuarto oscuro, y ya fue disfrutada por más de 700 mil espectadores. Muscari también estrenó “Sex, la obra”, con un enfoque más textual, explorando fantasía, fidelidad, amor, diversidad y bisexualidad.
En la misma línea, “El Circo de putas”, de Salomón Ortiz, combina humor y provocación para narrar la historia de nueve prostitutas. La obra, que cumple cuatro años en cartel, aborda masturbación femenina, orgías, sadomasoquismo y bisexualidad de manera lúdica, convirtiendo la sala del Behind Bar en un espacio de confidencias donde incluso los espectadores comparten experiencias íntimas.
Otros shows como “Erotika” de Mauro García ofrecen experiencias sensoriales intensas basadas en fantasías y exploraciones del mundo swinger. La interacción cercana con los artistas permite al público participar sin llegar a sexo explícito, generando complicidad y estímulo para parejas. En cabaret, “Che Madame” combina música, humor y striptease con guiños al burlesque, mientras que “Perversión (Manicomio Freak Show)” mezcla terror, erotismo y circo, explorando fetiches y buscando provocar una reacción visceral en los espectadores.
En todos estos espectáculos, el sexo no es un fin, sino un recurso estético y temático. La audiencia, en su mayoría adultos entre 25 y 50 años, encuentra un espacio para explorar fantasías, compartir miradas y desafiar prejuicios, disfrutando de un teatro que redefine la noche porteña a través de la sensualidad y la provocación.