
En tiempos en los que las ventas de joyas, alhajas y objetos históricos copan las madrugadas de la TV, la Copa Argentina tiene un importante valor para River. A la hora de tasarla y de agarrar la lupa para ver los detalles, lógicamente, no paga lo mismo en el mercado que una Libertadores, la perla más buscada en el continente, pero la cotización del certamen doméstico, en Córdoba, es altísima.
Porque ganarla no sólo significaría el primer título de la segunda parte de la era Marcelo Gallardo, sino que marcaría un punto de inflexión pensando en 2026, con la clasificación asegurada a la fase de grupos de la próxima CL. Por eso, con un clima que así lo representa, el Muñeco y el plantel saben que ante Independiente Rivadavia, en el Kempes, se jugarán una final con todas las letras, más allá de que en la teoría sean las semis.
¿Un clavo saca otro clavo? Es una pregunta debatible. Lo que no tiene discusión es que a River, una Copa lo puede llevar a la otra. Así lo sienten los hinchas que hicieron enormes filas durante horas para llevarse su entrada física y que le dieron una estruendosa bienvenida al plantel cuando llegó al hotel, con fuegos artificiales, color y calor en una jornada en la que el termómetro tocó los 36°C según los datos registrados por el Observatorio de la provincia.
Fervor que, con el Clausura todavía en su parte definitoria, indica que la CA es un objetivo factible, al alcance de la mano, sobre todo después de un 2-0 a Talleres que despejó los nubarrones al menos desde el punto de vista del resultado y puede ser una base sólida para comenzar a construir y levantar cimientos futbolísticos.
Con la recuperación de Marcos Acuña y la vuelta de Enzo Pérez, importante por ser el capitán más allá de que en la cancha Juan Portillo hoy le sacaría unos pasos de ventaja, River deberá demostrar frente a una golpeada Lepra mendocina de Berti -lleva cinco sin ganar- que la Copa Argentina es el caballito de batalla tanto del plantel como de su entrenador.
Sin goles en contra en los 90’ reglamentarios en lo que va de esta edición, para MG es un campeonato le ha dado tres grandes satisfacciones (2016, 2017 y 2019) y en el que saca a relucir su aura ganadora, con 30 victorias, ocho empates y una derrota en tiempo reglamentario frente a Central, hace una década.
No tendrá impregnada diamantes, pero lo emocional también cuenta a la hora de la valoración. De hecho, es un partido que marcará el futuro aunque el dolor del presente pesa, tanto que mientras la delegación se acomodaba en sus habitaciones Palmeiras estaba jugando ante Liga de Quito ese primer partido soñado para tratar de acceder a la final más importante a nivel clubes del continente.
La llegada de Marcelo Gallardo a Córdoba
Ante un rival que se aferra a los números de Sebastián Villa frente a River, víctima favorita de un delantero colombiano que suele ser foco de atención cuando tiene la banda roja enfrente, como en el último 2-1 para IRM con un final bochornoso, en Núñez entienden que es el momento de volver a dar la talla en las difíciles, lo que no venía sucediendo en el año hasta el 1-0 a Racing. En los alrededores del Kempes, los millonarios van preparando el fernet.